Fernando Olivera (Oaxaca, 1962) nació en el barrio de La Merced, en la ciudad de Oaxaca. Estudió grabado en la Escuela de Bellas Artes bajo la enseñanza del maestro japonés Shinzaburo Takeda. En los inicios de su trayectoria viajó al Istmo de Tehuantepec, donde lo impactó profundamente la fuerza, la lucha y la participación de las mujeres en la vida social, política y económica de la región. A partir de esa experiencia, la figura femenina se convirtió en un símbolo central dentro de su pintura.
Para Olivera, la presencia de la mujer representa la fertilidad, la tierra y la continuidad: elementos fundamentales que dan forma y sentido a su lenguaje artístico.